Ya no provoca la lágrima
tanta imagen repetida
de mármol frío al corazón se envuelve
coraza necesaria
escudo
madriguera.
Duro se ha vuelto el oído
que no sordo
al incesante silbido de las bombas.
El ojo no retiene ya los titulares
y el llanto de los huérfanos
de fondo acompañan el desayuno.
La costumbre
es mala compañera
y torna la espesa sangre del caído
en manchas difusas del recuerdo.
Pero ellos no olvidarán
nos tendrán siempre
en su llanto silencioso.
Y al fin
taladrará nuestros tímpanos.
Autor: Fernando Cabrera
Gemma soñó esto a las 8:30 p. m.
________________________________________________